Cuidados de cachorros
Muchos prefieren adoptar un perrito cuando aún está muy pequeño, ya que se pasa más tiempo con él, se disfruta de su etapa más joven y se le puede educar con mayor facilidad. Sin embargo, un cachorro también representa bastante responsabilidad y especial cuidado, por lo que es bueno considerar algunos de los siguientes puntos.
Comodidad
Ya de por sí es difícil mudarse, pero despedirse de todo a lo que estuvo acostumbrado cuando aún está conociendo el mundo lo hace todavía más. Para aminorar un poco la ansiedad del pequeño se aconseja usar una manta con el olor del lugar donde estuvo antes (de la madre, del albergue, de los otros cachorritos con los que dormía) para que no lo extrañe tanto. Junto a esta manta es bueno colocar cosas que siempre estuvieron en tu casa y la mezcla de esencias le ayudará a adaptarse más rápido. Además, debemos preparar la casa a prueba de accidentes y tener los utensilios básicos a la mano como mencionamos anteriormente.
Alimentación
Lo ideal es que tu pequeño se quede hasta la 6ta u 8va semana con su madre para estar protegido y aprender lo básico de socialización, pero en casos especiales como la ausencia de la progenitora, se debe proceder con fórmulas especiales para cachorros. Ya cuando haya alcanzado los dos meses, aproximadamente, podemos iniciar con el alimento sólido, ¡aunque nunca abruptamente! Tiene que introducirse con pequeñas porciones disminuyendo la leche, así evitamos irritar sus estómagos acostumbrados solo al líquido. Es importante entender que la comida para cachorros es distinta a la de adultos y que su alto contenido en proteínas ayudará a que nuestro perrito llegue a la madurez correctamente. Al menos durante esta etapa, es necesario dividir la comida en un mínimo de tres porciones durante todo el día.
Comportamiento
Puedes empezar a los dos meses, con instrucciones básicas como No y Buen chico para acostumbrarlo a qué está bien y qué está mal. Debemos recordar siempre que nuestros amiguitos no entienden nuestro idioma, pero sí las intenciones en nuestras palabras, así que es mejor proyectar verdadero ímpetu al reprender o felicitar sus actos. Durante el juego, por ejemplo, iniciaremos corrigiendo las mordidas bruscas con un ¡Ay! e ignorándolo unos segundos, ya que es una conducta habitual entre cachorros para diferenciar entre objetos y seres vivos.
Es bueno que desde el inicio esté acondicionado al kennel o jaula que vaya a usar, pues aunque duerma dentro de casa, debe tener un espacio propio para refugiarse y descansar. Así también evitamos la ansiedad que pueda surgir cuando es necesario limitar sus movimientos o debamos transportarlo. Acostumbrarlo también a la correa en cuanto pueda salir al parque.
Foto: Gabriela Farfán Linares
El entrenamiento también va de la mano con las rutinas, donde establecemos paseos antes de la comida. Este orden permite que pueda ir al baño fuera de casa y que haya consumido sus energías para recibir el alimento calmadamente (no es bueno ponerle el plato cuando está ansioso y desesperado, esperemos a que se tranquilice primero). Consideremos que los cachorros necesitarán múltiples idas al baño, pero la frecuencia disminuirá con el crecimiento.
Si bien es un trabajo de meses que necesitará de tiempo y paciencia, lo agradecerás por años cuando termine siendo el perro más educado :)
Salud
Siempre que adquiramos un animal, cachorro o adulto, debe pasarse por una revisión médica. El veterinario nos indicará su estado y sabremos cómo proceder con su alimentación, el calendario de vacunas y posibles tratamientos. Si el estado es óptimo, al tercer mes se suelen programar vacunas como la quíntuple que abarcan principalmente distemper, parvovirus y hepatitis, con protección para otras enfermedades dependiendo de la marca. Semanas después se procede con un refuerzo de la misma junto a la vacuna contra la rabia y ambas protecciones se repiten anualmente. También se deben considerar desparasitaciones y antipulgas.
Enfermedades típicas
Principalmente aquellas contra las que son las vacunas: Distemper o moquillo (estornudos, lagrimeos, neumonía, problemas nerviosos), parvovirus (fiebre, vómitos, diarrea), hepatitis o adenovirus (vómitos, diarrea, coloración amarillenta/verdosa), tos de perrera (decaimiento, inapetencia, fiebre, neumonía), leptospira (vómito, fiebre, letargia) y coronavirus (anorexia, fiebre, tremores, diarrea, vómitos, dolor).
También están el vómito y diarrea ocasional por comer o lamer algo que no debían (para eso se prepara la casa) que puede superarse solo, pero vigilando la ingesta de agua (es muy fácil para ellos morir por deshidratación) y saber que pasadas las 12h ya debe recurrirse a un veterinario. Finalmente, considerar parásitos gastrointestinales para los cuales se usan las desparasitaciones.
Foto: Gabriela Farfán Linares
Referencias:
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Irma Oré
Estudiante de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Su más grande cariño perruno está lejos y aun no se hace la idea. Le gusta escribir antes de hablar, las buenas historias y la buena comida.
irma.ore.f@upch.pe
